martes, 7 de abril de 2020

El puchero andaluz

El viejo Gelt Samuel había perdido sus impulsos, aquello que hace que queramos levantarnos un día más.

Vivía en unas ruinas de la nueva construcción. Aquello iba a ser una utopía; pero acabó siendo un collage a la decadencia. Interminables tramos de pisos vacíos donde al menos uno podía dormir donde le viniese en gana.


A veces le daba medo que un chatarrero acabara por llevárselo a él.
Llamar viejo al pobre Gelt era algo que había adquirido por la propiedad de transmisión. Sus únicos dos compañeros de mala vida eran realmente viejos. El apenas tenía 30 años.
Juntos formaban un trío que no sabía hacer absolutamente nada. Bueno los otros dos sabían apremiarle para que se marchase de ahí.
Éste les respondía:
-Ya no soy joven. Cuando era joven tenía una cara y en ella unos ojos. Ahora solo hay humo donde años atras algunas mujeres ponían adornos. Algún pendiente, un beso... recuerdo que una quiso ponerme una rasta. Ahora le sería más fácil con este amasijo de pelo.
Mírame Jackie-le dijo a uno de los ancianos-sé hacer todo y nada.¿Qué coño voy a hacer ahí?
Tengo 20 euros. Llevo con ellos dos semanas. Sé que a veces queréis robármelos para beber. Pero soy tan poca cosa que os da lástima.
-Y que la licorería está lejos-respondió Alí, el último, tan poca cosa que lo había presentado con un número-tienes una pistola. Algo podrás hacer con ella. Te he visto usarla, tienes manejo joder.
Entonces aquella cabeza de humo sacó un cañón y apuntó a Alí. Este se asustó. Se escuchó un disparo y aquel pobre magrebí se lanzó al suelo.
-Ni siquiera es una pistola de fogueo. El ruido lo hago con esto-sacó del abrigo un cachibache. Erán dos palos que al chocar y separarse hacían el sonido de una traca o algo así-si fuese una pistola me abría volado los sesos. Soy cobarde, pero ¿pegarme un tiro? eso es fácil ¡Ah ya lo entiendo cabrones! por eso no me habéis robado. Ni siquiera hago el ruido para simular un tiro. Lo hacía cuando tenía una idea. Pero eso fue cuando aún vivíamos en la ciudad. El día que nos fuimos fue la última vez. El cañón-mostró la mano-ni siquiera es de un arma-era de un juguete. Perteneció a Lily.
-Parece un coño, bribón-dijo Jackie.
-Gilipollas, eres el mayor gilipollas de esta mierda de mundo. Es normal que mi única compañía sea un mierda como tú.
-Seguro que te lo has follado.
Samuel lo ignoró.
-Lo llevo por que era de ella. Y ella murió. Ahora es justo que un objeto lleve a otro objeto. Además ella me pidió que lo llevase y yo estoy esquizofrénico, o lo que sea que hace que uno duerma con un cañón de juguete. ¿Por qué no me atacáis y me robáis?
-No vamos a hacer eso. Pero podías comprar algo de vino.
-Y se acabaría Alí. Además tengo algo que deciros. Ayer conseguí sacar de mi espalda el último cable que tenía atado a la espalda. Soy libre, he decidido volver a la ciudad.
-¡Nosotros no te dejamos solo! ¿Por qué lo haces tú?
-Nadie os impide venir. Pero vosotros sois más listos y creeis en la suerte. Seguro que algún chatarrero pasará por aquí. No lo critico, es un plan, pero a mi ese plan me está matando.
Dicho esto salió. Andó y andó. Parecía que sus piernas volvían a tener impulso. Aquel era su último plan. Nunca había sido nadie. No llevaba la carta de ningún familiar que pudiese ayudarle.
El plan era una mierda por supuesto. Pero era su plan. Venía de la época en la que era un crío. Las cosas iban bien. Todo el mundo parecía tener lo que quería.
Recordaba un local 'el puchero andaluz'. El dueño se había hecho rico convenciendo a un matrimonio americano para invertir en él. Él quería dinero y ella la diversión que generase dinero. Gloria, la más lista de la pareja, había dado vida a aquel plan. Todo era un teatro.
Se representaba mientras la gente comía y bebía. Pronto el bar dio trabajo a casi todo el pueblo. Camareras, cocineras, fabricantes de cerveza, los que cultivaban y distribuían comida...
Entonces a Gloria se le ocurrió fingir qie estaba liada con Ernesto. El dueño del local. Aquello hizo que todos se rieran de aquel americano que era el que más dinero se llevaba. Y con las risas se fueron las envidias.
Así uno era el cornudo, la otra la puta y el andaluz el caradura. Encima siendo todos tan machistas quedaba como el héroe patrio... Increíble lo estúpida que puede ser la gente.
Recordar aquello fue lo que hizo sonar el cachibache.
Llegó a la ciudad. Ya arruinada. Llena de parados y sin techo.
Sin embargo los dueños, el alcalde y sus asesores no eran otros que los americanos y el dueño del 'puchero'. No podía ser de otra forma en un pueblo donde los niños del hambre llevaban nombres ingleses.

Así aquel hombre vestido de arapos, sin cara y lleno de humo entró.
Contar como le dejaron pasar es perder el tiempo, la cosa es que al final pasó.
-Tengo una idea que va a resucitar al pueblo.
¿Y tú quien eres?-se rieron los tres ancianos.
-Y que más da, este mundo no aguanta una hora más de miseria. Voy a ir al grano. Algo de dinero queda. Vivís como reyes. Yo no vengo a reclamar justicia. Al menos no en un plano real. Soy un hombre dedicado al arte y como artista necesito de la corrupción.
Gloria se levantó. Tú eres Samuel Gelt.
-Gelt Samuel- aquí ponemos mal los nombres- mirad si queréis hacemos lo de siempre. Me dais una cita. En la cita mandáis a un mindundi y al final quedan las cosas como antes de que yo entrase.
-Me parece bien-dijo Ernesto. Ernesto había sido el dueño del 'puchero'. Por su edad era de los que no tenían nombres raros. Tener el apellido delante del nombre es raro. Y encima americanos- el formulario es el 101; o rellena el 33 si quieres. Ya nos da igual.
Gelt interrumpió-mira, sabéis que sois parte del pasado. O hacéis algo nuevo o vendrá otro igual de mentiroso y se llevará lo poco que queda; y el mérito.
-¿Y qué sabes tú de eso?-dijo John; el que faltaba para póker. El americano, el más rico de todos.
-Sé como os forrasteis. Fue evidente. En su momento todos lo sabían y luego la crisis levantó revuelo. Pero seguíais teniendo dinero para callarlos. Y de chollete en chollete.
-Habladurías-nosotros trajimos dinero de nuestra tierra y supimos invertirlo. Traímos riqueza y supimos moverla.
-Mira, que de vuestra tierra vino dinero es verdad. Pero no la traíais vosotros. Vosotros traíais ganas de juerga.
-Vamos a tener que pedirle que se vaya-dijo el único acento andaluz aparte del propio joven.
-Vale, yo tengo una clase de historia que dar. Tuve un buen profe, borracho eso sí. Me contó como un tal Marcial trajo un buen plan para estas tierras. Un nombre español para un americano, mire usted. Algo me contó de un tal Felipe nosecuantos que apareció después, al poco que todo se fuese a la mierda, pero eso es otra historia.
Como veo que no les interesa me voy a contarlo a la calle.
-Párate-dijo Gloria-¿y que sabes? Miró a los demás- por oírle no perdemos nada; este tío sabe algo.
-Voy al grano Gloria. Para que no te preocupes te digo que yo no vengo a romper ningún chiringuito; vengo a que me dejéis entrar en él. Pero hay que acicalarlo una mijita.
Le dio la vuelta a la silla y se puso a hablar
-Resulta que en este pueblo vivían antes muchos gitanos. Formaban la casi totalidad de la comunidad. Los pobres, como el resto del país freían los huevos con saliva.
Poco había. Cuatro habichuelas, garbanzos, carne de cerdo. El padre de Ernesto tenía una fábrica de vinos.
No era muy listo ni él ni la familia con la que montó el tablao: 'El puchero andaluz'
Se montó una especie de suerte que fue avanzando. Entre la gente del pueblo se iban juntando los ingredientes para hacer un buen puchero... yo nunca lo probé, mi familia era de las que no podían meter nada en la olla. A los jornaleros se les pagaba con vino, espectaculo y alojamiento. A los bailarines, cantantes, palmeros... con comida, vino y casa. Un círculo, ya os imagináis como funcionaba la cosa.
-Y nos convertimos en el corazón de este sitio-dijieron los tres en coro. Habiendo olvidado con la nostalgia que llevaban un buen rato escuchando una historia que ya conocían.
-Pues sí. Había tres clases sociales. Vosotros. Los que trabajaban para vosotros y los que se quedaban fuera. Pero supisteis mantener la envidia a ralla. ¿Cómo? Fingiendo que la señora Gloria y Ernesto estaban liados. El americano aquí presente quedó de cornudo, siendo el que más pasta se llevaba, Gloria de puta; que esta mal dicho pero es lo que la llamaban. Y Ernesto, el orgullo patrio. Todo un macho.
Lo malo es que para que a usted la llamasen puta tuvieron que llamárselo a medio pueblo. Se lo tuvieron que llamar a todas las mujeres que no tenían otra cosa que vender que su cuerpo. A mi madre. Se lo tuvieron que llamar a...-Gelt pareció ponerse serio por primera vez; sacó de su raído pantalón el cañón-esto era de una amiga. 'Bailaba' aquí; esto era lo único que le quedaba de su niñez. Ella solo quería bailar, pero los americanos, los clientes, no veían diferencia entre pagar y parar. La primera vez que la violaron se quiso vengar, luego hasta lo normalizó. Normalizó estar destrozada. Cuando el negocio se fue a la mierda parecía una esclava liberada.
Sin embargo no pudo aguantar la escasez cuando todo se fue a la mierda. La miseria le recordaba su miseria. Se vino conmigo a 'la nueva ciudad'. Al principio parecía feliz, había gente. Pero algo se había roto.
Cuando la gente se fue solo quedamos los más miserables. Y ella no era como yo. Pensé que en cualquier momento me dejaría. Estaba hecho a ello, a que la felicidad durase poco. Pero fue mucho peor. Una mañana la encontré muerta.
Sabéis, una vez leí una crítica literaria. Se quejaba sobre que la mayoría de los personajes femeninos acababan siendo violados. Un recurso fácil a la hora de construir un personaje y su proceso de maduración. Pero en esta ciudad casi todas las mujeres habían sido violadas de una forma u otra.
¿Sabéis que pasó cuando murió? la cosa estaba tan mal que solo pude llevarme esto-dijo enseñando de nuevo el cañón-Ha sido mi único amigo en meses. ¿Sabéis lo que me dijo un borracho? ¡Qué parecía un coño! ¿Sabéis por que me lo llevé? Por que encajaba en el dedo que tengo roto.
Las cosas son así ahora. Si puedes no molestar sigues y sino... y eso vale para los objetos pero también para las personas.
¿Sabéis dónde está ella? Sigue colgada de la misma viga. ¿Dónde iba a enterrarla?
Gelt reparó en lo mucho que había elevado el tono. Bruscamente lo cambió.
-Mierda tenía aquello muy guardado. No os vayáis a creer que soy un revolucionario o algo. No vengo buscando justicia. Traigo una solución.
-Coño dila ya, que nos ienes en vilo.
-Mirad antes vivía con unos viejos. Me pasaba el día diciendo que si tuviese dinero haría tal o cual cosa. Un dia vi que mis planes eran buenos y dije:''hostias en el 'puchero andaluz' se les tiene que estar acabando el parné.
-¿Vienes a hacernos reír? te aviso que pobres no somos-dijo Gloria.
-Pero tontos sí. No os habéis dado cuenta que la clase alta maneja el cotarro y que le puede dar la forma que quiera. Aprendisteis un método y no sabéis salir de él. ¿Por qué no hacéis exactamente lo mismo que hace unos años? ¿Por qué no traéis dinero de América?
-¿Por qué no tenemos? ¿Por que EEUU ya no existe prácticamente?
-Pues me acabo de enterar y más fuerza le da eso a mi plan. En este pueblo habŕa dos teles y si acaso una conexión a internet, y me imagino que no funcionan. La gente no viaja, es un lujo que nos queda muy lejos de las posibilidades. Todos pensamos que el mundo se iría a la mierda a causa de una guerra, del cambio climático y cosas así. No pensamos en la dependencia que teníamos de internet. Nos creíamos que no se acabaría por que nos habían enseñado que era algo inmaterial, pero inmaterial es el espíritu santo. Colapso energético. Los grandes servidores se quedaron sin los recursos necesarios, sin el agua que los refriegeraba, sin el mantenimiento necesario. Los pocos gobiernos que quedan me imagino que tendrán sus redes, pero ya no son de dominio público. Y eso junto a la Gran Crisis mandó todo al traste.
-Eres gilipollas chico- replico Ernesto- ¿es qué te alegra?
-A ver. Cuando trajisteis todos esos dólares ninguno los había visto antes. Y sin embargo los aceptaron. Les daba confianza y esa es la base de la economía. Así que ahora que no hay dinero, la solución consiste en...
-Joderse.
-Imprimid más. Le poneis algo, una foto de un yanki famoso. El dinero vale lo que la gente cree que vale.
-Coño a lo mejor no es mala idea. Podemos decir que es un rescate.
-¡No! entonces la gente no lo querrá. Tenemos malas experiencias con rescates.
-¿Y qué decimos entonces?
-Pues que parezca que hemos dado algo a cambio. Ahí entro yo.
-¿Tú?
-Si. Quiero mi parte y me va a tocar ser el artista. ¿Qué había en el 'puchero andaluz' flamenco, prostitución y vino. Sexo, droga y rock'n roll. Y puchero.
-¿Qué quieres ser artista? ¿Tú que sabes hacer?
-Yo sé tener un ego como una casa Gloria. Y bien sabes que con eso basta.
Ya no le escuchaban, bebían sus palabras. Tenían experiencia y sabían que era verad.
-Quiero lo que han querido todos los grandes artistas. Dinero y fama. Pero el pueblo os odia, así que tiene que parecer que nos llevamos mal.
-Si nos odia todo el mundo, ¿Cómo van a participar de algo que requiere de nuestra intervención? ¿Por qué van a confiar en nosotros-dijo el americano.
-Tú no escuchas ¡por dinero! ¡Por qué no les queda otra! A ver que llegamos al final.
La gente tiene cosas. Pero el miedo a frenado el comercio. Yo les daré confianza. Voy a grabar una película en la que contaré vuestra historia, la de verdad. Que Gloria y Ernesto no eran amantes. Que todo fue una cortina de humo. Que el dinero lo sacasteis de lo que el gobierno americano y el andaluz recortaban de lo más básico: sanidad, educación...
-¡Le vas a contar la verdad! ¡Estás loco!
-Voy a hacer que vean en mi a un revolucionario. Les voy a hacer que confíen en mi. Les voy a contar la mentira vieja para meterles la mentira nueva.
Y así fue amigos. La película se grabó. Aquellos tres se fueron a esconderse a una casa comprada con el dinero 'falso'. El dinero dejó de ser falso por que la gente confió en él.
Samuel se  convirtió en un artista. Se convirtió en el héroe de la verdad, el salvador del pueblo. Cualquier mierda que se inventó a partir de entonces era arte, era una genialidad. Un artista que se inventó a si mismo con poco mérito como punto de partida y mucha cara dura.

De hecho con los años se reparó alguna conexión entre los continentes y todos se enteraron que el dinero era falso. Pero poco importó obviamente. El artista se hizo el sorprendido. Mientrás tanto todas las semanas seguía llevando dinero a los más que necesarias cabezas de turco.
Mientras el 'puchero andaluz' siguió lleno de habas. Y curiosamente aunque la gente ya sabía que el dinero era falso se seguía imprimiendo a gusto del consumidor.
Todos sabían que a la tierra le quedaban pocos recursos. Al año siguiente hubo que salir a buscar más tierras para una población que cada vez necesitaba más.
Los que vivían en aquellas tierras lo hacían en la miseria y fueron arrastrados al nuevo sistema económico.
Gelt calculó que con los años todo se iría a la ruina de nuevo. Que haría falta un milagro económico para que aquello no reventase en las narices. La tierra no podía aguantar más.
La única solución real que no fuese un parche la conocía muy bien. Consistía en quitarse de en medio a él y a los suyos.
Pero por ahora ahí seguía. Con aquel viejo billete de 20 euros inútil e intacto.